En ese momento, sólo habían transcurrido dos años desde que la comunidad científica había aceptado la alta antigüedad de los yacimientos de Kent’s Cavern y del valle del Somme. Con este hallazgo España pasaba a ser el tercer país, tras Inglaterra y Francia en el que se admitía la existencia de útiles prehistóricos. La búsqueda de restos prehistóricos por parte de investigadores de las dos potencias europeas en otros países consistía en intentar demostrar que los hallazgos eran generalizables a otras partes del globo. Y el descubrimiento de San Isidro, así parecía confirmarlo.
Muy interesante es también observar que la noticia del descubrimiento no se dio en España hasta dos años más tarde, en 1864. Previamente, Casiano de Prado esperó que se diera la noticia en Francia, pues las condiciones científicas, ideológicas y culturales en España no permitían hacerlo sin el aval de las potencias extranjeras. Téngase en cuenta que es el momento en el que se está en pleno debate sobre el darwinismo.
A partir de 1864 se irán produciendo en España nuevas adhesiones a la incipiente Ciencia prehistórica, como la de Juan Vilanova y Piera, y durante la mayor parte del s. XIX San Isidro será el yacimiento estrella de la Prehistoria española.
Valga el acto que tendrá lugar en la Escuela de Minas de Madrid el próximo 10 de diciembre a las 17 horas, al que os invitamos a asistir, como homenaje a aquellos precursores cuya memoria se ha podido ir desdibujando y a quienes tanto debemos por su abnegación y sacrificio.
Ana Neira Campos
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