Los Viajes de Aspasia en la Cueva de Chauvet:
18. La Cueva de los Sueños Olvidados
Un paisaje abrumador, selvático, montañoso. Una fila de hombres van
bajando, a duras penas, por una impresionante vertiente, como si de una
hilera de hormigas se tratara. La Naturaleza se impone al hombre. Es el
comienzo de "Aguirre, la cólera de dios", del director alemán Werner
Herzog. Podría tratarse de cualquier lugar selvático del mundo, pero por
la configuración de las montañas podemos llegar a reconocer una muy
inusual vista de Macchu Pichu,
centro ceremonial de los incas que visitábamos en nuestra anterior
entrada. Herzog decide conscientemente rehuir la clásica imagen del
yacimiento arqueológico para situar el arranque de su película en un
lugar emblemático que a duras penas podemos reconocer. Algo muy
apropiado teniendo en cuenta que el protagonista de la película es Lope
de Aguirre, soldado español que se rebeló contra Felipe II y se adentró
en la selva amazónica en busca de el legendario El Dorado. Y algo que,
además, dice bastante de este interesante director de cine alemán,
nuestra parada de hoy y al mismo tiempo nuestro hilo conductor hasta la
siguiente estación.
Werner Herzog (1942) es un
cineasta, fundador del llamado Nuevo Cine Alemán, de marcada
personalidad. Aunque cuenta con películas de ficción, es más conocido
por su trabajo como documentalista. De todas formas, podríamos decir que
en su caso ambos géneros se funden y confunden. La mayoría de los
protagonistas de sus películas son antihéroes, seres oscuros,
atormentados, de personalidades encontradas, como es el caso de Lope de
Aguirre. Pero en realidad, la película que más le interesa a Aspasia
poco tiene que ver con este perfil: "La cueva de los sueños olvidados"
es un documental que Herzog filmó en 2012 y que tiene como protagonista a
la Cueva de Chauvet.
Da
la sensación de que a estas alturas todos los grandes vestigios
arqueológicos y los tesoros del subsuelo ya deberían estar descubiertos.
Pocos lugares del mundo pueden considerarse tan remotos como para no
haber sido lo suficientemente explorados. Todavía incluso sorprende más
cuando podemos encontrar hallazgos tan impresionantes como éste en pleno
corazón de Francia. Y así ocurrió en el año 1994 cuando Jean-Marie
Chauvet y un grupo de espeleólogos localizaron este santuario del arte
rupestre. La Cueva Chauvet está a la altura de los grandes ejemplos de
cuevas con arte del Paleolítico Superior. El repertorio de los animales
representados es apabullante y tiene algunos elementos, como la
repetición de un mismo motivo para generar la sensación de movimiento,
realmente sorprendentes. Otro elemento significativo tiene que ver con
la cronología de las pinturas, llegando a datarse las más antiguas hace
unos 32.000 años y siendo, por tanto, considerablemente más antiguas que
los ejemplos más emblemáticos, como Altamira o Lascaux.
En
"La cueva de los sueños olvidados" Herzog nos presenta el yacimiento
con su mirada personal, como no podría ser de otra manera. Las pinturas
cobran vida a través de la iluminación parpadeante y de una percepción
de su arte desde lo emocional. Su punto de vista subjetivo cobra
especial relevancia en las últimas escenas, cuando presenta unos
inquietantes cocodrilos albinos de un cercano parque zoológico, que han
mutado por culpa de los efectos de una central térmica: "¿Somos nosotros
como cocodrilos asomados al abismo del tiempo cuando observamos las
pinturas de la cueva de Chauvet?". Cocodrilos albinos del calentamiento
global, mutantes nucleares que nos alejan más y más de lo que fuimos
antaño...
La Cueva de Chauvet (nationalgeographic.com) |
Esta última primavera, se inauguró la réplica de Chauvet,
una visita absolutamente recomendable. Sé que las réplicas son
imprescindibles para la garantizar la conservación del arte Paleolítico,
pero quién pudiera haber entrado a la cueva original y tener la
percepción de Herzog...
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